Vivir por el Espíritu vs. Andar por el Espíritu

 

Vivir por el Espíritu vs. Andar por el Espíritu 

Gálatas 5:25 “Si vivimos por el Espíritu, también debemos andar por el Espíritu”

Gálatas 5:16 “Andad en el Espíritu”

Gálatas 6:15-16 “Para todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos.”

Filipenses 3:10 “A fin de conocer a Cristo y el poder de su resurrección”

Filipenses 1:19 “La abundante suministración del Espíritu de Jesucristo”

 

Aspecto	Vivir por el Espíritu	Andar por el Espíritu
Significado	Tener a Cristo viviendo en nosotros, tomándolo como nuestra persona en lugar de vivir por nosotros mismos	Comprende dos tipos de acciones: acciones diarias generales (Gál 5:16) y acciones reguladas con dirección (Gál 5:25)
Base Escritural	Gálatas 5:25 "Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu"	Gálatas 5:16 "Andad por el Espíritu" y Gál 5:25 "Andemos también por el Espíritu"
Distinción	Se refiere a la fuente de vida y persona, enfatizando la relación con Cristo como nuestra persona	Se refiere a la manifestación externa y dirección del comportamiento, incluyendo acciones diarias y acciones con propósito
Ejemplos	- Dejar que Cristo en lugar de nosotros tome decisions - Buscar la mente de Cristo en todo - Rechazar vivir por la voluntad propia	Acciones Diarias: - Vencer la ira - Vivir el testimonio Cristiano Acciones Reguladas: - Asistir a las reuniones de la iglesia - Perseguir a Cristo - Practicar la vida de iglesia
Aplicación	- Reconocer diariamente que hemos sido crucificados con Cristo - Aprender a discernir cuándo vivimos por nosotros mismos vs. vivir por Cristo - Permitir que Cristo sea nuestra persona, no solo nuestra vida	- Andar por el Espíritu en la vida diaria para vencer los deseos de la carne - Andar según regla hacia la meta de Dios (la iglesia) - Andar según la regla de la nueva creación para la vida de iglesia
Relación Mutua	Vivir por el Espíritu es la realidad interior de la vida, la fuente y fundamento de las acciones	Andar por el Espíritu es la expresión externa que debe ser sostenida por vivir por el Espíritu; sin vivir por el Espíritu, uno no puede verdaderamente andar por el Espíritu
Método de Práctica	Conocer y experimentar a Cristo como nuestra persona, dándole la preeminencia, haciéndolo el sujeto de nuestro vivir	Andar en la resurrección de Cristo, a través de Su crucifixión, y por el Espíritu compuesto; a través del trato y la remoción de la cruz, entrando en la resurrección, y la realidad de la resurrección es el Espíritu
Escrituras Relevantes	- Gál 5:25 "Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu" - Col 3:4 "Cristo, nuestra vida" - 2 Cor 2:10 (Cristo es nuestra persona) - 1 Cor 15:45b "El postrer Adán, espíritu vivificante" - 2 Cor 3:17 "El Señor es el Espíritu"	- Gál 5:16 "Andad por el Espíritu, y no satisfaréis los deseos de la carne" - Rom 6:4 "Andar en novedad de vida" - Rom 8:4 "Para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu" - Fil 3:12,16 (Perseguir a Cristo es la regla)

  

Conclusión:

l   De las Escrituras y la información proporcionada, podemos ver que "Vivir por el Espíritu" y "Andar por el Espíritu" están relacionados pero enfatizan diferentes aspectos. "Vivir por el Espíritu" se enfoca en Cristo como nuestra persona, ya no viviendo por nosotros mismos sino teniendo a Cristo viviendo en nosotros. Esto concierne a la fuente de nuestra vida y realidad interior. "Andar por el Espíritu" involucra dos tipos de acciones: acciones diarias generales (tratando con asuntos de la vida diaria) y acciones reguladas (para la meta y propósito de Dios). Esto concierne a la manifestación externa de nuestro comportamiento.

l   La relación entre los dos es que vivir por el Espíritu es la realidad interior, la fuente y fundamento de nuestras acciones; andar por el Espíritu es la expresión externa, que debe ser sostenida por vivir por el Espíritu. Sin la realidad de vivir por el Espíritu, uno no puede verdaderamente andar por el Espíritu.

l   Ambos aspectos requieren que experimentemos el trato de la cruz, poniendo nuestra vida del yo a muerte, para que la vida de resurrección de Cristo pueda manifestarse en nosotros. La realidad de la resurrección es el Espíritu vivificante, y a través de este Espíritu, podemos verdaderamente vivir la vida cristiana. 

 

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