2025年10月3日 星期五

El Ciclo Espiritual en la Vida Cristiana: Cuatro Asuntos Cruciales

 

El Ciclo Espiritual en la Vida Cristiana: Cuatro Asuntos Cruciales

1 Jn. 1:2 – “(La vida fue manifestada… y os anunciamos la vida eterna).”

1 Jn. 1:7,9 – “La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado… Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”

He. 9:14 – “¿Cuánto más la sangre de Cristo… limpiará vuestras conciencias…?” 

Aspecto

Vida Eterna

Comunión de la Vida Eterna

Luz Divina

Sangre de Jesús

Significado

La vida de Dios, increada, sin fin, recibida por los creyentes en la regeneración (1 Jn. 5:11-12).

La realidad de la comunión con el Padre y el Hijo en el Espíritu (1 Jn. 1:3).

El atributo de Dios manifestado, revelando la verdadera condición del hombre (1 Jn. 1:5).

La sangre redentora de Cristo derramada para perdón y limpieza (He. 9:14).

Símbolo

Fuente de vida; Dios mismo como vida (1 Jn. 1:2).

Comunión familiar; el fluir del amor y de la vida.

Dios es luz sin tinieblas.

Expiación, cobertura, limpieza.

Distinción

Naturaleza de Dios, distinta de la vida creada.

No es la vida misma, sino el fluir y el compartir de la vida.

La luz es la expresión de la vida, exponiendo la condición del hombre.

A diferencia de la luz, la sangre no expone sino resuelve el problema.

Efecto

Introduce al hombre en la familia de Dios, en la comunión y en la vida delante de Él.

Permite a los creyentes compartir la comunión divina corporativa.

La iluminación muestra la necesidad de la limpieza de la sangre.

Limpia todos los pecados y restaura la comunión.

Ejemplo

Creyentes reciben la vida al creer en Cristo (Jn. 3:16).

Comunión en reuniones, suministro mutuo en el Espíritu (Hch. 2:42).

Durante la oración o adoración, los creyentes son alumbrados y ven pecados ocultos.

Bajo la luz, los creyentes confiesan sus pecados y son limpiados (1 Jn. 1:9).

Aplicación

Oración diaria y disfrute de Cristo para el suministro de vida.

Mantener comunión con Dios y con otros en oración, lectura y reuniones.

No rechazar la luz; someterse y confesar pecados de inmediato.

Confiar siempre en la sangre, libres de acusación, restaurados al gozo.

Interrelación

La vida es la fuente, de la cual provienen comunión, luz y sangre.

La comunión es el fluir de la vida, que conduce a la luz.

La luz expone la oscuridad, señalando la necesidad de la sangre.

La sangre mantiene la comunión, continuando el ciclo de la vida.

Escrituras

1 Jn. 1:2 – “(La vida fue manifestada… y os anunciamos la vida eterna).”

1 Jn. 5:11-12 – “Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida.”

1 Jn. 1:3 – “Os anunciamos lo que hemos visto y oído, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.”

1 Jn. 1:5,7 – “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él… si andamos en luz… la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.”

1 Jn. 1:7,9 – “La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado… Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.”

 

Puntos Claves:

  • El ciclo es vidacomunión luz sangrevida más profunda.
  • Este ciclo produce crecimiento espiritual hasta que los creyentes lleguen a la madurez, “a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Ef. 4:13).
  • Dios no solo preparó la sangre para la limpieza, sino también a Cristo como nuestro Abogado ante el Padre (1 Jn. 2:1-2).

 

Conclusión:

La vida cristiana es un ciclo espiritual continuo. La vida eterna da comunión, la comunión trae luz, la luz expone el pecado y la sangre limpia para restaurar la comunión—lo cual conduce nuevamente a una vida más profunda. Este ciclo no es para condenar, sino para limpiar, crecer y madurar en Cristo.

 

*Consulte el tema general de la capacitación de verano de junio de 2025: Experimentar, disfrutar y manifestar a Cristo (Parte 3), capítulo 11: La comunión de la vida eterna: la realidad de vivir en el Cuerpo de Cristo.

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